Con mi vaso térmico de té en la mano, praliné de almendras y una caja de tic-tacs rojos y amarillos, vi una película de esas que te mueven cosas from the inside.
Un calor recorrió el cuerpo, como si algo en la realidad estuviese cambiando en ese momento, algo que se hubiese activado sólo porque nos dimos cuenta. Una especie de conexión que hay en el aire, algo que flota invisible, cuyo alcance no conoce límites físicos y, para desgracia de todos, es inmediato.
Hacemos esos pequeños comentarios en una escena clave, distraemos y cortamos el clima de la ambientación, las luces y los actores, sólo para agregar, sin necesidad alguna, que ese actor es igual a una persona que justo.... It doesn't matter. Pero a veces no lo hacemos, se pronuncia en nuestra mente pero el comentario nunca sale a la luz.
Existen ciertos gestos, sutiles y obvios al mismo tiempo, que son ejecutados en determinados momentos. Éstos, están enfocados a una persona específica. La persona, por llamarla de alguna manera, destinataria del gesto, en efecto, lo recibe. No hace nada al respecto, pero bajo una lectura despierta se observa una reacción, aplacada en cierta medida, pero que no puede ocultar un claro desciframiento del mensaje. Ante esta accidentada y seudo-espontánea indiferencia, imposible de ser ejecutada con total imparcialidad, actuamos de manera educada y respetamos dicho encubrimiento.
Pero... siempre hay un pero, ambos lo saben. Ambos son conscientes de casi todo, y quizás lo sean por años, de que esa acción ocurrió esa noche, en esa fiesta, bajo ese techo; y cumplió con cierta hipótesis interna, aunque con un rezago gestado por ambas partes, emisor y receptor.¿Qué determina la longitud del intervalo de aceptación y reconocimiento del pequeño gesto? Los hechos, el estado de situación, una característica humana que siempre intenta controlar cuándo son las cosas, cuándo se reacciona, según ciertos parámetros sociales totalmente subjetivos y aprehendidos con el tiempo. Una ingesta de la mixtura de diversas interpretaciones sobre nuestros propios comportamientos.
Creo que mí centro de gravedad se movió hoy. Se acomodó solo, un poco a la izquierda, un poco hacia abajo, se trasladó en diagonales, se chocó con mi estómago incluso. Aunque volvió, quizás, a la misma ubicación, quedo girado, un poco, creo. ¿Algo considerado centro puede girar sobre sí mismo? Lo que no es materia, lo que a veces se distancia de nosotros, puede tener su propia posición, cambiar el equilibrio del cuerpo que lo contiene aunque sólo gire sobre si mismo. Espero que mientras estoy dormido sepa qué hacer.
¿Que habrá pasado ahí dentro?