Para Baudelaire, la fotografía debía limitarse a conservar: “Que salve del olvido (…) las cosas preciosas cuya forma va a desaparecer y que requieren un lugar en los archivos de nuestra memoria”; mientras que “el tiempo devora”, las fotos van a hacer durar aquello que, antes, parecía condenado a lo efímero. Baudelaire no sólo no creía en la creatividad del fotógrafo sino que sólo lo autorizaba a trabajar sobre el pasado. La vocación de la fotografía, sostenía, era recordarnos lo que fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario