Lo que nos
diferencia y lo que nos acerca.
- Ven
perro errante, acércate, mantén tu sigilo. Aproxima tu cabeza, yo sí te voy a
acariciar, aunque sea sólo un rato.-
A ambos nos
gustan las caricias de los humanos. La diferencia es que vos te animás a
acercarte a pedir cariño a extraños, yo no. Ambos tenemos las mismas chances de
ser rechazados. Tu pelo es áspero y grasoso; no es suave, no tiene el aroma a
crema de enjuague de la botella violeta. Pero vos te animás a acercarte. Tus
ojos tienen sabiduría, experiencia, sobre todo en la tristeza, en inclemencias;
quizás más que los míos. Tus bigotes blancos denotan tu madurez, tu mirada
resignada, como una reacción latente, premeditada, ante la posible indiferencia. Pero esos
ojos igual dicen – necesito afecto, luego de esto me iré, y no me verás más-,
pero vos cumplís, vos te vas, no, yo no. No sé irme. Por eso vos estás acá,
conmigo, escuchando Morphine. ¿Por qué ese gesto de alarma?¿Te gustaba más
cuando el libro estaba abierto? A mi también. Un libro en las manos de un hombre
representa que es un hombre pacífico. Es verdad. En eso tenés razón valiente
perro. Yo también me quedaría a mi lado.
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