martes, 1 de julio de 2008

Una Mirada Diferente

Una de las mayores atracciones de la imagen analógica radica en su ambivalencia. Registra sin inventar nada pero somete todo lo que capta a las normas de su óptica. Si revela mundos antaño inaccesibles, si multiplica las réplicas del universo ambiental, desplaza, transforma todo cuanto ofrece la mirada.

Durante milenios, frente a la imagen sintética, el observador había debido movilizar su conocimiento de los códigos utilizados en su medio. Repentinamente frente a la imagen analógica, tuvo que ejercitar su sentido crítico, evaluar, tras la ilusión de evidencia, las distorsiones impuestas a lo real. Este cambio de óptica que perturbaba la relación de las sociedades consigo mismas y con su entorno no fue aceptado sin resistencia, sino que tuvo fases de estancamiento y de brutal aceleración y operó sobre la larga duración.

Las novedades, como la fotografía o la televisión se conocieron muy pronto pero se adaptaron lentamente. En efecto, la imagen analógica no destronó de un solo golpe a la imagen sintética, que sobrevivió honorablemente y todavía es utilizada en nuestros días.

Del mismo modo, la imagen analógica tiene ante sí un largo período de supervivencia, pero poco a poco el régimen perceptivo que engendró se ha disuelto.

(*extraído de: "El Siglo de la Imagen Analógica", de Pierre Sorlin)

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