sábado, 1 de diciembre de 2012

Infinit Playlist



¿Por qué los puntos? ¿Por qué los intervalos? ¿Por qué esperar?
Entre canción y canción hay unos segundos de silencio. El segmento mudo que marca un fin y avisa que lo que viene no va a ser lo mismo.
Esas guitarras grabadas con cierto tono dulce, sus uñas rasgando el aserrado perfil de cada cuerda. Esa aspereza del contorno filar que le da su identidad, la aspereza de la voz que emerge y se pierde en parte al acercarse, al hablar en secreto al oído. Esa estrategia ineludible que logra incrustar su timbre de voz en las oscuridades del abismo personal. It’s like playing a guitar for the first time.

Cómo cinco notas de un bajo te pueden aflojar las piernas, cómo el aliento que atraviesa el enrejado del micrófono de vinilo te mira directo a los ojos por los próximos 5 años. Esa conexión de pensamientos retorcidos y discos que te encuentran en un pasillo, te ponen incómodo, sin saber bien qué decir.
¡¿Cómo puede ser que no hayas escuchado esa banda?! ¿No es mejor… no haberla escuchado antes? Siempre estuvo ahí, siendo la mejor y poder descubrirla por primera vez.

La música puede lastimar, pero nunca ser lastimada. Una vez que se crea, se graba y queda así, intocable y al mismo tiempo con la capacidad de ser reproducida miles y millones de veces. Pueden haber versiones terribles, versiones que nunca deberían haber sido registradas, pero… eso también pasa en otros planos, no? A veces la mejor versión es la peor grabada.

Noches calurosas, noches frías, las sábanas encima, las sábanas en el piso, la música sonando. Nadie levantándose a apagarla. ¿Afecta escuchar música mientras dormimos? Siempre me pregunté eso. Creo que era más fácil preguntárselo que levantarse en invierno a apagar todo. La lucecita verde prendida, la única luz en la pieza.

Esa canción, la única que te puede hacer querer bailar con todo tu cuerpo, toda la noche; la que puede hacer vibrar la cuerda que nos mantiene en pie. Es como esa persona que apaga tu timidez y sentís que siempre estuvo ahí. Quizás es por el parecido que hay entre la música y el amor lo que nos hace que nos guste tanto. Una letra y una melodía creadas desde una ausencia tan presente y desde la maldita distancia… ¿Cómo no identificarse?

2 comentarios:

Merveille dijo...

Y me dejas pensando si es que el amor y la música son parecidos...

PATO dijo...

Casi, casi lo titulo Love and Music.. jeje, pero no quería caer en ese título.